Asesinato a Conciencia.

Su tierna carita avanzaba directamente hacia mí.
No era de mi grupo, …pero por alguna extraña razón me había elegido.
Se acomodó a mi lado.
Pasé mi brazo por su angosta cintura y, en menos de lo que canta un gallo, ya se había sentado sobre mi falda… acomodando su cabecita junto a la mía, en reposo.

No lo supe hasta que esa dosis de mimos y arrumacos la dejaron satisfecha.
Se incorporó… y entonces tomé conciencia:

¡Ellos estaban allí!
En sus huellas ovoides y diminutas, en la multitud, aferrados con cerosa insistencia, dispuestos a eclosionar en cualquier momento.

Pero también estaba ELLA: progenitora eficaz (madre al fin), chupasangre, escurridiza, competente, dispuesta a todo por sus hijos, pequeños monstruos sociales imperceptibles ante la Ley.

Lo supe esta mañana. Desperté en un interminable escozor ya conocido… y literalmente volé al pequeño cuarto grisáceo, donde la blanca loza recibió… uno a uno… mis muertos cabellos….
¡¡¡Hasta que la saqué!!! SÍ… ¡triunfé sobre la madre!

Y sin ningún remordimiento coloqué mi pulgar sobre su abultado cuerpecito caliente y apreté con tanta satisfacción que hasta pareció escucharse campanadas cuando su sangre ( MI sangre) dejaba una huella redonda y roja como un tomate reventado…
La maté. ¡La maté! No había culpa en mi conciencia.
Abrí el grifo… y me di una ducha. (Los asesinos somos así de fríos)

Pero esa madraza pioja que se subió a mi cabeza en plena sesión de afecto

¡No volverá a molestar!
Q.E.P.D.

*

Esto NO es Ficción. Me sucedió realmente. La pediculosis es una enfermedad social. En las escuelas de Argentina vivimos con el peine fino en la mano....¿ y en sus países?

Escuchás a Elvis...en "Just Pretend".